Vieja Lesbiana

Tuesday, October 18, 2005

Santiago, 18 de octubre de 2005.

Ayer ya estaba al borde de asaltar al cartero si no traía algo para mi. Me explico; primero, las cartas me resultan objetos transicionales muy efectivos, y que tienen el don de ponerme alegre por bastante rato (y mientras más raras mejor). Pero además, tenía motivos para esperarlas, y esperarlas por estas fechas; porque de no llegar podía ser que otra vez el Correo me mandara las cartas a Guatemala (como hizo con una que iba a Groenlandia), o peor, me las mandara a mi. La cosa es que el cartero le trajo cartas a su mejor cliente (o sea, yo); y disimulando lo más posible mi cara de "psicópata-queriendo-comerse-a-una-mina" (que patético puede llegar a parecer uno, xD) le pagué y subí a echarme en el sofá cama a abrir las mías con ese abrecartas que alguna vez encontré tirado en casa y desde entonces adopté como mio.

Primero, unas guías de Bélgica; bastante pencas por lo demás. Luego, un envío de la radio de China, la comunista, con un montón de regalitos de esos que las radios mandan para hacerte feliz y llenarte de papeles. El tercero era el raro. Rotulado a lo manuscrito, reconocer el remitente resultaba imposible. Venía con unas estampillas, y mirándolas pude reconocer de dónde venía aquel sobre alargado. Kirguizistán. Demoré en recordar por qué podía llegarme una carta desde allí... Radio, obvio.

La abrí. No lograba sacar el contenido, que estaba atorado. Luego de luchar contra los papeles, al fin los pude sacar. Venían unos recortes de diario, y un papel blanco que parecía tener la respuesta a ese trozo de periódico escrito en cirílico. Leyendo el papel me encontré con una carta que me agradecía a nombre de todos los periodistas de la radio mi interés en su emisora, la cual no podré escuchar, ante todo por un problema de receptor. (Se agradecen donativos para reparar el de los años 50' que tiene un cable pelado) Y entonces pude percatarme que el periódico traía la programación de la radio; humildísimo regalo que obviamente no conseguiría entender ni aunque quisiera, ya que no hablo nada de kirguiz (Yo creo que ni en la embajada rusa entenderían algo), y detrás hasta venía el horóscopo (parece que hay cosas comunes al mundo...), que tampoco podría entender, pero como van los últimos días, parece que le estoy ganando en el sentido del beneficio de las predicciones.

Por ahora es todo; esperando en un momento en que esté menos dormido, escribir algo más coherente que mis anécdotas con las cartas. (Lo del rompecabezas que me llegó un día, quizás lo cuente.)

S.E., Mrcl. Eduardo Peñailillo B.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home